Las señales fotoluminiscentes (fáciles de identificar por su capacidad de brillar en la oscuridad) son esenciales para la seguridad en edificios. Se trata de elementos críticos de seguridad Si alguna vez te has preguntado por qué todas las señales de salida o extintores parecen similares, es porque siguen normas estrictas. Te explicamos estas reglas de forma clara y sencilla.
Las señales fotoluminiscentes no son solo pegatinas que brillan en la oscuridad; son elementos críticos de seguridad respaldados por normativas rigurosas. Su correcta instalación y mantenimiento puede marcar la diferencia en una emergencia, ayudando a las personas a encontrar salidas seguras incluso en condiciones de poca visibilidad.
¿Qué son las señales fotoluminiscentes y por qué son importantes?
Son esas señales que absorben luz y luego brillan en la oscuridad, permitiéndote ver las rutas de escape y la ubicación de equipos contra incendios cuando se va la luz. Son cruciales porque te guían hacia la salida durante un apagón o emergencia, te ayudan a encontrar extintores y otros equipos cuando más los necesitas, y funcionan sin electricidad, lo que las hace confiables en cualquier situación.
Por ello, una correcta instalación y mantenimiento marca la diferencia en caso de emergencia, ya que ayuda a las personas a encontrar la salida segura en situaciones de peligro.
Principales normas que deben cumplir las señales fotoluminiscentes en edificios
Se rige bajo la normativa principal es el RIPCI (Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios) aprobado en 2017. Esta norma exige que las señales cumplan con estándares europeos y españoles específicos, ofreciendo suficiente brillo (luminancia) según su ubicación. Se clasifican en dos categorías: Clase A (más brillantes, para lugares públicos) y Clase B (para situaciones de menor riesgo).
¿Cómo reconocer una señal que cumple con la normativa?
No todas las señales fotoluminiscentes son válidas. Para cumplir con la legalidad una señal debe incluir el nombre o código del producto, la clasificación de su brillo, el nombre del fabricante, fecha de fabricación, su categoría (A o B) y referencia a la norma que cumple.
Estos detalles suelen aparecer en la propia señal de forma discreta pero visible, garantizando que cumple con todos los requisitos legales.
Instalación correcta: lo que debes saber
Las señales no pueden colocarse al azar. La normativa exige un tamaño adecuado según la distancia de visión (señales más grandes para espacios amplios), ubicación estratégica para que sean visibles desde cualquier punto, señalización clara de salidas, rutas de evacuación y puertas que no son salidas, así como señales direccionales en cruces o bifurcaciones.
Por ejemplo, una señal de aproximadamente 21×21 cm es apropiada para verse hasta 10 metros de distancia, mientras que espacios más grandes necesitan señales de 42×42 cm o mayores. Es fundamental que estén colocadas de manera que guíen intuitivamente hacia las salidas más cercanas.
Mantenimiento de señales fotoluminiscentes: no basta con instalarlas
Las señales también necesitan cuidados regulares. Deben revisarse al menos una vez al año para comprobar que siguen en buen estado. Tienen una vida útil de unos 10 años, aunque puede extenderse tras pruebas específicas que confirmen que mantienen sus propiedades luminiscentes. Es importante reemplazarlas si están desgastadas, decoloradas o ya no brillan adecuadamente, y solo personal cualificado debe realizar su mantenimiento.
Importancia de contratar profesionales
Para garantizar que tu edificio cumple con todas estas normas, es recomendable contar con empresas especializadas. Estos profesionales conocen al detalle la normativa vigente, están autorizados para instalar y mantener estos sistemas, pueden asesorarte sobre qué señales necesitas según tu edificio y te proporcionan la documentación necesaria para demostrar el cumplimiento legal.
